NI SERLO NI MUCHO MENOS PARECERLO ¿ O AMBAS?
ML. Ricardo Vargas Durán
San José Julio-Agosto del 2023.
Una de las características más destacables en la elaboración discursiva de la novela en general, y en particular la del escritor de Pura vida….Gay de Faustino Desinach, es que para que alcance rango literario como escritura vernácula, exclusiva y casi única en este país tan normado, es el haberla logrado aplicado la serie variada de recursos estilísticos complejos de ruptura, muy propios en una novela y sin los cuales, debo decirlo, la novela no sería ese género truculento, insisto, sino una simple narración, aspecto por lo demás consabido que se difundió mucho en las perspectivas clásicas de la investigación apegada a teorizar(la) la novela, en el ámbito académico. En ese sentido, lo que consta en la lista de producciones organizadas como catálogos de novela costarricense, muchas no lo son en estricto sentido, pero sí lo son como ejemplos solamente narrativos; ciertamente valiosos, pero no novelas. Desde luego será oportuno para inscribirla en el abanico reducido de la novela costarricense, que señale por honestidad crítica cuáles son esas características circunstanciales que alejan la novela de Desinach, y que la hacen por eso y por más novela/novela.
El primer recurso que aplica la novela es el del “cronotopo” Bajtiniano, en éste se funden en un diálogo curioso por afirmar y contradecir simultáneamente, aspectos que tienen que ver con las enunciaciones propias de tiempos con asuntos dichos en lugares muy distantes entre sí, a veces inclusive disímiles y distantes, y que obedecen a una relectura de parte del autor, quizá el de un pasado remoto, tanto más, tanto menos y que se le concede vigencia actualizada como otra singular dicción; eso que nos hace entrar como socio lectores participando en dos corrientes aparentemente similares, y que dicho sea de paso, lo afirmo porque las sugerencias obvias y otras no tanto en la novela, nos ubican en una rara condición de atmósfera difuminada, por instancias melosa, como también sorpresiva, dinámica algo como decir: atributos altivos por un lado y rebajadores por el otro; propios de los entramados socializado en toda cultura propia y ajena y que la hacen la cultura. En este sentido el escritor/lector, se inscribe y se desinscribe a veces sin casi notarlo, otras estallando violentamente resistiéndose. Cabe decir que uno simpatiza con la escritura amándola pero también la puede llegar a odiarla.
Pero el cronotopo en general y los cronotopos particularmente habitados en este tiempo y en este lugar seudo idílico como se piensa es la cultura y la sociedad local “Pura vida”, contiene la serie de imágenes cuyos atributos son la cárcel de personajes que ocupan los lugares tradicionalmente superiores e inferiores según les tocó en suerte, al representar los papeles más recalcitrantes propios del poder de lo sagrado y de los poderes habituales en lo político con sus víctimas opresas, ambos formulados como son en la realidad, con todos los atributos simbólicos posibles, pero que en virtud del modelo recargado ya de por sí por la simbólica del poder alto y bajo, también representa la tan temida cara de la bifrontalidad del divino Jano, la de la satisfacción morbosa y pienso obsesiva y perversa de prácticas sexuales que no respetan por ningún motivo lógico el hecho de “ser sin parecer”.
La línea del aporte estético que señalo arriba es larga y tremendamente difícil de evidenciar para cualquier investigador semiótico, así mismo para el productor de novela y que sin duda se aplicaría a otra cantidad de prácticas artísticas como el cine, la sátira de conjunción, el teatro y por supuesto algo poco estudiado como son el conjunto de los “dimes y diretes” de hablantes vivos que nos remiten a géneros de los hablantes ya sean éstos vivos, ya sean muertos, se demuestra que el señorío de ciertas figuras públicas altas y bajas, que cohabitan con modelos tiranos que nos indica la supremacía de una carne que más que estar en su estado puro, reclama los ardores propios de la naturaleza humana insubordinada dominando a ambas partes. Entonces dicho asunto no permite que se haga moralización en el sentido estricto de la palabra para denunciar estos deslices del poder alto y bajo, impuesto por la simbólica a cada ficha del ajedrez social como es la del Rey y el Peón, sino que provoca como la misma novela lo hace, que se abran las réplicas permanentes de prácticas perversas que son, pues aunque indebidas ciertamente, no dejan de tener su acicate en la materialidad de seres humanos, demasiado humanos en el otro sentido.
Así el autor articula a modo de juego de palabras, nominaciones donde se funden los nombres de viejos conocidos y que desplegaron un papel protagónico en la moralización del pueblo en un tiempo en que ante la sociedad, representaron el rostro de la idealización religiosa como cosa pública cuya efectividad estuvo certificada por la imagen pública propia de lugar por lo demás público, pero escondiendo la otra cara material o carnal y que ciertamente la conocen los muchos que están en este ámbito por razones de supervivencia y placer como lo son los de la pobreza interesada, o simplemente como sino al despertar a una vida de prácticas sexuales mestizas, intrínsecas al gran negocio de la putería masculina y como perpetuación quizá, de la comercialización del cuerpo como objeto sexual deseado y demandante como medio arbitrario de para la subsistencia, Asunto que a mi entender demostraría con eficacia que la nobleza ideal o romántica, no lo es tanto; ni la bondad sucinta; ni que insistamos en creernos “el país más feliz del mundo” al considerarnos ser tan justos con nuestro semejantes pues todos y todas somos según reza el principio normativo, iguales en derechos y garantías y bondades de Dios y de la Patria
El segundo recurso que observo y con dudas de mi parte, es el hecho que la novela enuncie los malabarismos de la simbólica social como un juego lleno de construcciones surrealistas, el lector se puede perder en un bosque espeso que no es bosque ni tampoco es pesado, sino más o menos, la alusión entredicha de los legítimos derechos y las ilegitimidades que también tienen los hablantes de articular sus puntos de vista aunque debamos saber que ni son propios pues irremediablemente pertenecemos a una cultura local habitual e ideológica, ni tampoco las articulaciones de los hablantes tienen a su haber por antonomasia el de ser precisos ni tampoco concisos. Los hablantes suelen elaborar su discurso, en las tesituras dinámicas de las palabras obligadas para comunicar o comulgar con el otro a su favor o en contra y que me parece, es lo deliciosamente esquizoide por mucho y por lo demás acá y allá; articulaciones plenas de esfuerzos humanos que con el tiempo y el ejercicio, desgastan la superficie propia y ajena para colocarlas en un registro –diríamos- relativamente lógico, actual o efectivo aunque siempre trastornado y abocado a las mismas modas del entorno con su retorno espacio temporal que las hacen ser razonablemente hablando del tiempo y del espacio como maldición de marca mayor.
La autoría de la novela se ha dado el lujo de abundar en construcciones discursivas en el lugar de los desacuerdos relativamente propios y por lo demás relativamente comunes. En este sentido la característica provisional propia en las novelas no convencionales como ésta, coloca al lector en una situación paradójica pues sabe que tiene en sus manos un texto, pero que este es de por sí, tan incompleto en afirmaciones y observaciones sumarias, que el lector se tiene que dar a la tarea de redondearlas si es así su deseo. Sin embargo yo los insto a eso… ¿Pero en qué se puede apoyar el lector entrecruzado para asegurarse que su aporte es el debido? No hay fórmula que responda cabalmente la pregunta, al fin de cuentas así como hay muchas víctimas y victimarios de frente o de espaldas, por delante y por detrás dentro de la novela -cosa de la que no estoy convencido que es así de simple-, al lector se le concede un lugar un tanto ingrato para que ejerza el divino derecho de interpretar y de colocar si lo desea lo suyo propio, cosa que sucede en todo coloquio como dinámica irrenunciable en el enunciado dela novela devenido del deleite en el simposio (Symposium), donde opinan todos y cada uno de los que beben sin límite alguno colaborando en la orquestada búsqueda de la verdad como proceso por igual inconcluso.
El tercer elemento es el travestismo en el imaginario constructivo de la trama, en ella literalmente hay travestís con plena conciencia de ejercer este derecho tan impopular entre los conservadores a ultranza, destacando singularmente a la Iglesia Católica, “inconsciente” de que con sus mismos instrumentales simbólicos, los trajes feminoides, los modelos trans, modos y gestualidades rituales y demás linduras, provisiona al mundo social de un abastecimiento cultural poderosamente ambivalente que oscila entre codificaciones binarias de lo que se ha dicho y dice en sentido estricto binario en occidente, es masculino y lo que respecta a lo femenino. Pero además la historia de la cultura occidental, ha dado siempre pie a la apertura de espacios donde se disfrutan los desparpajos festivos donde se viste, se desviste y se reviste como si se trataran de las viejas bacanales lúdico estivales, o de las orgías salvajes de sátiros, faunos y mancebos, o del manejo indiscriminado de ocurrencias lubricas como las que nos cuenta Tito Petronio en su Satiricón, o Rabelais en Gargantúa y Pantagruel, amén del Marqués de Sade y de muchos otros delirantes actos privados y públicos puestos en escena en la novela satírica, o de ensalada Menipea.
La fiesta es un asunto entonces, que la mediocridad de las autoridades costarricenses restringen convencionalmente como si el hecho solo apuntara a lo que ya sabemos es tal cosa y que se mal llama la “fiesta electoral” la que no es ni fiesta en sentido estricto y que por lo cual se instalan los poderes representativos encargados luego de restringir, tasar, endurecer la supervivencia del pueblo, todo como maldición eterna y cíclica, marchitándose de esta forma el perfume de las flores que otorga la felicidad de vivir sin disolventes o de ser frágiles como las pompas de jabón; parece ser que el engranaje y toda la maquinaria del trabajo que se hace con cada gobierno neo liberal más agotador y exigente, en la medida en que se impone el modelo de producción capitalista empresarial para la mayoría de los habitantes en el “país más feliz del mundo” como reza nuestro sacrosanto leitmotiv actual.
En este sentido uno no entiende por qué el que pone las cláusulas de lo seudo festivo, de la fiesta inapetente en sí misma, y sin obtener más tratos con los cambios falsamente prometidos en campaña electoral, insisto, los mismos de siempre generación tras generaciones al auspicio de partidos no perecederos, vuelven una y otra vez al ejercicio del poder en forma vertical sin que la gente se canse de ellos, sea porque han demostrado su incapacidad para administrar para el bien común gobernando para minorías de poder económico con los beneficios de la ley y el desorden.
Desorden ciertamente como capta la novela, que logren obtener rangos de impunidad casi absoluta, malversando el dinero público, o también deslizándose por el límite de sexualidades públicamente censuradas, no vale la frivolidad ni las mentiras como estrategia de la pos verdad que estriba en la mendacidad como hecho entre dos; uno miente y el otro le tolera sabiendo que miente. “Figuras y Figurones” como clasifica a los Zoogobernantes el álbum de Figueroa; soberbios acaudalados llegando al extremo de decir en su tiempo y lugar, qué es y cómo ser feliz porque ellos “dicen que es así”, y sosteniendo esta argumentación fundamentados como buenos conservadores chapados en los viejos moldes de autoritarismo simplón, dicho sea de paso, muy efectivo por arrastrar a los demás.
En la memoria local hay muchos ejemplos de esta constante dominación moralizadora y rectora, ello desde que tenemos memoria escrita, documentada, que configura , determina y es transferida en los actos educativos familiares y públicos, con la imagen de formar parte de las buenas personas, subordinado, que no chista, al colonizado en primer lugar en la historia del país sin castas ni ambiciones, al labriego sencillo pobre y humilde, sin tierra, sin trabajo, sin hogar y desgarrado por el hambre: sino del predicado hombre humilde incapaz tan siquiera de levantar los ojos, ni hablar para no ofender a sus superiores bonachones, a quienes no se le condenan los excesos pues son pecadillos por ser quién es, un hombre taimado material insatisfecho en secreto, digno inclusive en sus más tórridas ansias de superior riqueza y de pulsiones carnales.
De tal manera la novela ciertamente aduce un propio desequilibrio constante dentro de la memoria popular, pienso entre el ser y el padecer a causa de los otros que son despiadados en el ejercicio del poder, principalmente de los que han obtenido otro rostro de incienso sacrosanto, por ello, sus nombres de curas famosos, sexys, son presentados en la amalgama de la novela, diríamos monstruosamente fusionados, haciendo las veces de criaturas de pesadilla diurna que aterrorizan (pureza/impureza) a los oyentes que, sin embargo de las muchas falacias y condenas, derrochan a su vez una eficaz actividad manipuladora con suaves instrucciones, envolviendo dulcemente a tiempo casi casi completo con sus pautas, considerándoseles a su favor, gente especialmente inspirada por la mano de Dios y de la iglesia, clarividentes e inspiradores para una mayoría que los adora irracionalmente declarándolos como los héroes más sexys del momento, erotizados en la tesitura de los medios audiovisuales, pletóricos de mensajes estimulantes que día a día, traen las melodías de las buenas y sanas costumbres cívico-divinas y mucho dinero a las empresas de comunicación.
Estas columnas pulidas y monstruosas de la fe transferida, es por igual la que promueve y ensalza la empresa televisiva y la radiofónica, la misma que produce además de mucha atención ciudadana en horas de transmisión aventajada, dinero cierto orden público. Sin duda alguna marcará la prerrogativa sigilosa a modo de disyuntiva trágica me parece, en que lo aparentemente correcto obtiene por un lado las grandes verdades ideológicas, sumando el “gran secreto de la transgresión sexual” como locura obsesiva y narcisista, así que los mismos límites morales de los que son y los representan, practican por igual sus aberrantes deslices inventando rituales iniciáticos para acceder a los consabidos derroches venéreos póstumos en la literatura erótica de casi todos los tiempos. Ya sabemos cuál es la lógica final: el transgresor de los límites cívico-divinos, se expone peligrosamente, pues como es circunstancial, en otro trágico momento, queda a merced de otro que condena y castiga, salvo excepciones, las suciedades cometidas; sus delitos claman al cielo y a la tierra los terribles castigos finales.
Por último el cuarto eslabón que configura toda novela y ésta en lo particular, consiste en padecer de una vida bastante corta y muy difícil de que sobrevivan ciertos fragmentos del ideologema de la misma, muchos, de los que indican que el escritor trama con materiales hurgados en una realidad real dichos, ofensas, pensamientos caóticos, frases y modelos de articulación significante y por demás en los acontecimientos contingentes que muy probablemente tendrán que investigarse cuando alguien en el futuro, por ejemplo, quiera descifrar las codificaciones binarias atribuidas a nombres de figuras relevantes del paisaje nacional; de primera mano en su época pero también venidos a menos en otra, desgarrado el tiempo efímero en que fueron luminarias morales y que pronto se apagaron cuando sean las víctimas de su propio discurso recalcitrante y moralizador de época supuestamente integrista apegada a las tradiciones, principalmente fanatizado el odio y el desprecio por aquél que va en contra de la diversidad sexual apoyado en la ambigüedad del amor que odia y desprecia, testamento viejo y muy dado a defender condenas arcaicas como son las religiosas las católicas y hoy las neopentecostales, afines a cierto judeo-cristianismo con su modelo patriarcal tradicional apelado por figurines políticos propulsores del orden más religioso que civil y secular, como dictan las líneas ambivalentes de nuestra constitución. De ahí que se prohíba la participación de curas en el Congreso, no ha así a los grupos aventajados de pastores conservadores ligados hoy al movimiento continental de derechas ultra conservadora enemigas de la libertad de consciencia y de las libertades humanas defendidas en los derechos y garantías cívico-sociales.
Ciertamente en investigación literaria en general y en particular la de la novela, se deberá hacer un esfuerzo notable para materializar los estudios que dilucidan el sentido material de los asertivos propios de las efímeras palabras y conjunciones referidas al tiempo de enunciación y lo que ellas significan o representan. Por eso las prácticas literarias que adquieren forma y color para decirlo de alguna manera, en el derrotero de los significados y significantes propios, es con mucho efímero y a veces imposible de interpretar.
La novela entonces, ésta y muchas otras, requieren de más que de una lectura simplona, de un trabajo de bisturí para llegar a las capas del sentido acumulado como si se tratara de calas arqueológicas donde se busca el más legítimo sentido de las articulaciones o codificaciones lingüísticas y mentales, útiles en una u otra efímera comunidad de hablantes, algo que en la actualidad sufre de veloces variaciones que modifican el paisaje natural de los miembros de una comunidad parlante.
A ello y para finalizar, hay que indicar también que si hace unos años, las modificaciones del sentido de muchos fonemas en el lenguaje y la literatura, en el periodismo escrito y la imagen y palabra audio visual, la narrativa de radio y demás, tenían un cierto sostén más imperturbable, más reacio y de ritmo lento para modificarse, quedando no solo en la memoria de una generación de personas vivas que saben lo que significan al haberlas usado en su momento y receptadas por otras generaciones. Hoy con las nuevas tecnologías de la comunicación tan agresivas en dicha materia, los cambios son vertiginosos y hasta sofocantes, de hecho tanto es así, que los comunicólogos hacen un servicio rastrero a la maquinaria electoral para implantar las palabras adecuadas a sus intereses muchas veces válidos, pero no éticos.
ML. Ricardo Vargas Durán
San José Julio-Agosto del 2023.
No hay comentarios:
Publicar un comentario